martes, 3 de septiembre de 2013

Enseñad con el ejemplo. (Martes 3 sep 2013)


Imagen extraída de "Mis cosas y yo"

Lc 4, 31-37: . “…se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad…”

Educar y educarnos
Todo se desmorona sin autoridad....
La autoridad que ejercía Jesucristo no era la de imponer, sino la del ejemplo. Unos buenos padres no deben decirles a sus hijos: “Haced lo que os decimos, pero no hagáis lo que nosotros hacemos”.
Hernán Cortés, para asegurar la conquista de México e impedir que su gente pudiera sentir la tentación de desertar, quemó sus naves…, pero conservó los instrumentos con las cuales podían fabrican otras nuevas. Así debéis los padres impedir a los hijos sus deserciones delos estudios y prácticas religiosas. A los hijos sobreprotegidos se les condena a no saber luchar contra los pequeños y grandes problemas.
Un jefe de una sección de una empresa, hombre suspicaz y quisquilloso, se quejaba de que los empleados no le tenían el debido respeto. Un día, en un “todo a un euro” se compró un letrero que decía:
- “Aquí mando yo”.
Satisfecho y fanfarrón se dirigió a colgarlo en la puerta de su despacho. Pero se encontró con una nota que decía:
- “Ha llamado su esposa. Dice que no olvide que en su casa manda ella”.
¡Cuántos padres sólo saben decir: “¡Aquí mando yo!”. No mandéis, padres, con gritos y violencia, mandar con la autoridad. Haced vosotros lo que mandáis.
Julián Escobar.
La casa del Padre.
Imagen extraída de "Rebeca".
“Dejó mi amor la orilla, y en la corriente canta. No volvió a la ribera, que su amor era el agua”.
El autor de estos versos fue un joven con magníficas perspectivas de trabajo y status social. Se le diagnosticó una grave enfermedad que acabó en muy poco tiempo con su vida.
 Cuando ya su dolencia le impedía hablar, escribió esta sencilla pero profunda poesía, en la que mostraba su entusiasmo –no sólo aceptación- por lanzarse a las aguas cristalinas que le conducirían a la Casa del Padre. No tenía añoranza de lo que dejaba, no se aferraba a la orilla de todo lo poseído, porque sabía que su amor, que su sed de Dios, iba a colmarse muy pronto de manera plena. Era lo que el Señor quería para él y se sentía feliz.
Texto extraído de "Revista Buena Nueva"






Vídeo de "Youtube"

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